El Joropo bailado por nuestros Taitas, Andinos
de pura cepa que sustituyeron el arpa o la bandola por el violín y lo danzaron
con actitud, postura y pasos muy peculiares, propios de la mujer y el hombre
andinos que bailaban por todo el salón del festejo realizando una figura
muy conocida llamada por ellos El Caracol o Joropo Caracoleado, de alta
vigencia y muy popular entre la mitad del siglo IXX y las primeras cinco
décadas del siglo XX vestigio de lo que fue y es el Joropo Andino, hoy
conservado y difundido por el Grupo Folclórico San Rafael del Páramo
(SARAPA); baile de figura espiral llamado así por la similitud que tiene
con el caracol internamente. Es un baile de diversión popular que se inicia con
el pique o reto que hace el mejor bailador de la localidad o el mas
extrovertido a los otros bailadores presentes quienes se van incorporando con
su respectiva bailadora uno detrás de otro formando una hilera que al son de la
música y el peculiar zapateo masculino buscan el centro de la sala para
enroscarse y desenroscarse acompañado de un bullicio contagiante de gritos,
risas, burlas y respiraciones entrecortadas de todos los participantes que son
observados por los otros fiesteros que animan con sus aplausos y gritos para
que las parejas no se rindan y todas lleguen al final del baile que culmina en
un deseado serpenteo de cansancio y alegría. Para su ejecución son predilectas
las siguientes piezas músicales de joropo corrido como: El Tropezón, La Josefina , El Negro de
Nicho entre otras, ejecutadas con instrumentos de cuerda como el violín,
cuatro, guitarro y acompañados con las maracas sonoras de táparo, al son y
ritmo musical del inigualable e inconfundible JOROPO ANDINO.